Muy buenas a todos. Estoy seguro de que muchos de vosotros estaréis familiarizados con el extenso “mundillo” de los videojuegos. Como bien sabréis, existen infinidad de géneros y tramas que nos zambullen en mundos extensos e imaginativos. El problema viene cuando las empresas encargadas de diseñar el marketing de un producto, se tienen que enfrentar a las costumbres o políticas de otros países. Para ello existe la localización, y en este post, me gustaría comentar dos ejemplos de “soluciones” que se tomaron para dos entregas en concreto.
Para el primer ejemplo, tomaremos el título conocido como Wolfenstein 2, un videojuego de acción cuya trama tiene lugar en un hipotético mundo donde el régimen Nazi adelantó a los Estados Unidos en la carrera por la bomba atómica y surgió como vencedora en la segunda guerra mundial. El caso es que hasta 2018, Alemania prohibía cualquier tipo de simbología nazi en los videojuegos y el producto que salió en su país resultó ser muy diferente del lanzado globalmente.
En la imagen podéis ver como tomaron la decisión de sustituir, o disfrazar, tanto al líder del partido nazi como al propio símbolo de este. Un ejemplo un tanto extremo de censura.
Sin embargo, este otro ejemplo lo considero aún más increíble. Para ponernos un poco en contexto, en el título Kingdom Hearts 3, nos encarnamos como el protagonista de la saga Sora, para embarcarnos en una lucha contra la oscuridad que nos llevará de aventuras por distintos mundos Disney. Uno de ellos siendo el adorable mundo de Winnie the Pooh. Sin embargo, en la versión del videojuego que se lanzó en china, este entrañable personaje sufrió una censura un tanto más radical, pues como si de una goma de borrar se tratara, eliminaron al personaje del videojuego por un manchurrón blanco.